Alteraciones en la flora intestinal pueden aumentar el riesgo de diabetes

La investigación más extensa y amplia que se ha realizado hasta ahora sobre el microbioma intestinal de las personas con diabetes tipo 2, prediabetes y niveles de glucosa saludables y que ha abarcado una gran diversidad étnica y geográfica ha revelado que determinadas especies y cepas de bacterias estaban relacionadas con cambios en el funcionamiento del microbioma intestinal – conjunto de microorganismos (bacterias, virus, protozoos, hongos, arqueas…) y sus interacciones genéticas– y con el riesgo de diabetes tipo 2 de una persona.

El estudio es fruto de una colaboración entre el Brigham and Women’s Hospital, el Broad Institute del MIT y Harvard, y la Harvard T.H. Chan School of Public Health, y para llevarlo a cabo se han analizado datos del consorcio recién establecido Microbiome and Cardiometabolic Disease Consortium (MicroCardio), que incluyen un total de 8.117 metagenomas del microbioma intestinal de individuos diversos étnica y geográficamente que provenían de Estados Unidos, Israel, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Francia y China, y tenían diabetes tipo 2, prediabetes, o niveles normales de glucosa en la sangre.

“El microbioma varía considerablemente según la ubicación geográfica y los grupos étnicos y raciales. Si se estudia solo a una población pequeña y homogénea, es probable que se pierda algo importante. Nuestro estudio es, con mucho, el más grande y diverso en su tipo”, ha afirmado Daniel (Dong) Wang, coautor principal del estudio y parte de la División de Medicina en Red Channing del Brigham and Women’s Hospital, Broad, y Harvard Chan School.

Curtis Huttenhower, también coautor principal del estudio y parte de Harvard Chan School y Broad, ha señalado que “La relación del microbioma intestinal con enfermedades complejas y crónicas como la diabetes tipo 2 es bastante sutil. Al igual que los estudios en grandes poblaciones humanas han sido cruciales para entender la variación genética humana, estudios amplios y diversos son necesarios, y cada vez más factibles, para estudiar detalladamente la variación del microbioma”.

Modular el microbioma intestinal para prevenir la diabetes

Los hallazgos se han publicado en Nature Medicine y revelan que ciertos virus y variantes genéticas dentro de las bacterias se correlacionan con cambios en la función del microbioma intestinal y el riesgo de diabetes tipo 2. Se identificó un conjunto relativamente consistente de especies microbianas vinculadas a la diabetes tipo 2 en todas las poblaciones estudiadas, muchas de las cuales no habían sido reportadas anteriormente.

El equipo también observó diferencias funcionales significativas entre cepas de la misma especie microbiana, algunas de las cuales parecen estar relacionadas con el riesgo variado de diabetes tipo 2. Por ejemplo, una cepa de Prevotella copri, un microbio común en el intestino con Además, se encontraron indicios de que los bacteriófagos, virus que infectan bacterias, podrían estar provocando algunos de los cambios detectados dentro de ciertas cepas de bacterias intestinales.

Esos indicios, según Wang, “podrían significar que el virus infecta a las bacterias y cambia su función, de forma que aumenta o disminuye el riesgo de diabetes tipo 2, pero se necesita más trabajo para entender esa conexión”.capacidad para producir grandes cantidades de aminoácidos de cadena ramificada (BCAA), fue más común en el microbioma intestinal de pacientes con diabetes.

El investigador ha explicado que creen que “los cambios en el microbioma intestinal causan la diabetes de tipo 2”, y añade que también “es posible que los cambios en la microbiota se produzcan primero y que la diabetes se desarrolle después, y no al revés, aunque se necesitan futuros estudios prospectivos o de intervención para probar firmemente esta relación”.

Según los autores, si esta hipótesis se confirma se abriría una potencial vía de intervención para reducir el riesgo de diabetes tipo 2 a través de la modulación del microbioma como, por ejemplo, introduciendo cambios en la dieta, administrando probióticos, o con un trasplante fecal. Sin embargo, han subrayado, que son necesarios estudios futuros que sigan esta línea de investigación a lo largo del tiempo y examinen las funciones específicas de las cepas para comprender mejor cómo conducen a la diabetes tipo 2.

Con información de WebConsultas

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Asocian autismo y TDAH con alteraciones tempranas de la flora intestinal

Ciertas alteraciones en la flora intestinal durante los primeros años de vida se han vinculado con el posterior diagnóstico de autismo y TDAH, según revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Florida (EE.UU.) y la Universidad de Linköping (Suecia) que constituye la primera investigación prospectiva que evalúa la composición de la flora intestinal y una amplia gama de otros factores en bebés, en relación con el desarrollo del sistema nervioso de los niños.

Los investigadores han identificado varios marcadores biológicos que parecen estar relacionados con trastornos del desarrollo neurológico futuro, como el trastorno del espectro autista, el TDAH, el trastorno de la comunicación y la discapacidad intelectual. El estudio forma parte del proyecto ABIS dirigido por Johnny Ludvigsson en la Universidad de Linköping, en el que se siguió a 16.440 niños nacidos entre 1997 y 1999 representativos de la población general, desde su nacimiento hasta sus veinte años. De estos, 1.197 niños (el 7,3%) han sido diagnosticados con trastorno del espectro autista, TDAH, trastorno de la comunicación o discapacidad intelectual.

A través de encuestas realizadas en varias ocasiones durante la crianza de los niños, se han identificado numerosos factores de estilo de vida y ambientales. En algunos de los participantes, los investigadores también analizaron sustancias en la sangre del cordón umbilical y bacterias en sus heces a la edad de un año. Los resultados se han publicado en la revista Cell.

“Lo notable de este estudio es que estos biomarcadores se encuentran desde el nacimiento en la sangre del cordón umbilical o en las heces del niño al año de edad, más de una década antes del diagnóstico”, señala Eric W Triplett, profesor del Departamento de Microbiología y Ciencia Celular en la Universidad de Florida y uno de los líderes de la investigación.

Factores de riesgo de trastornos neurológicos: antibióticos y bacterias

“En el estudio observamos diferencias claras en la flora intestinal ya durante el primer año de vida entre aquellos que desarrollan autismo o TDAH y aquellos que no. Hemos encontrado asociaciones con algunos factores que afectan las bacterias intestinales, como el tratamiento con antibióticos durante el primer año del niño, lo cual está vinculado a un riesgo aumentado de estas enfermedades”, señala Johnny Ludvigsson, profesor sénior en el Departamento de Ciencias Biomédicas y Clínicas en la Universidad de Linköping, quien codirigió el estudio junto con Eric W. Triplett.

Los niños que tuvieron infecciones de oído repetidas durante su primer año de vida presentaron un riesgo aumentado de ser diagnosticados más tarde con un trastorno del desarrollo neurológico. Probablemente la infección no sea la culpable en sí misma, pero los investigadores sospechan de un vínculo con el tratamiento antibiótico. Descubrieron que la presencia de bacterias Citrobacter o la ausencia de bacterias Coprococcus aumentaba el riesgo de un diagnóstico futuro.

Una posible explicación podría ser que el tratamiento antibiótico ha alterado la composición de la flora intestinal de manera que contribuye a los trastornos del desarrollo neurológico. Estudios previos han demostrado el riesgo de que el tratamiento con antibióticos dañe la flora intestinal y aumente el riesgo de enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como la diabetes tipo 1 y el reumatismo infantil.

“Coprococcus y Akkermansia muciniphila tienen efectos protectores potenciales. Estas bacterias se correlacionaron con sustancias importantes en las heces, como la vitamina B y precursores de neurotransmisores, que desempeñan roles clave en la orquestación de la señalización en el cerebro. En general, vimos déficits en estas bacterias en niños que más tarde recibieron un diagnóstico neurológico del desarrollo”, indica Angelica Ahrens, Científica Asistente en el grupo de investigación de Eric Triplett en la Universidad de Florida y primera autora del estudio.

Los resultados del estudio también confirman que el riesgo de diagnóstico neurológico de desarrollo en el niño aumenta si los padres fuman. Por el contrario, la lactancia materna tiene un efecto protector, según el estudio.

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¿Para qué sirve la Enterogermina?

Enterogermina es una marca comercial de un medicamento que contiene esporas del microorganismo Bacillus clausii. Bacillus clausii es una bacteria grampositiva que se utiliza para restablecer y equilibrar la flora intestinal en casos de desequilibrios o trastornos gastrointestinales.

El principal uso de Enterogermina es para el tratamiento y prevención de trastornos gastrointestinales, como diarrea y otros trastornos que involucran la alteración de la flora intestinal, tanto en adultos como en niños. Estas esporas ayudan a repoblar la flora intestinal con bacterias beneficiosas, mejorando la digestión y fortaleciendo el sistema inmunológico del intestino.

Algunas de las situaciones en las que se puede recetar Enterogermina incluyen:

  1. Diarrea aguda y crónica: Ayuda a restablecer la flora intestinal tras un episodio de diarrea aguda o crónica, que puede ser causada por infecciones, antibióticos u otros factores.
  2. Tratamiento con antibióticos: Puede ser recetado junto con antibióticos para prevenir el desequilibrio de la flora intestinal que estos pueden causar.
  3. Gastroenteritis: Es útil en el tratamiento de gastroenteritis, que es una inflamación del estómago y los intestinos, generalmente causada por una infección.
  4. Síndrome del intestino irritable: Puede ayudar a aliviar los síntomas en personas con esta condición.
  5. Colitis y enfermedades inflamatorias intestinales: Puede ser parte del tratamiento para ayudar a estabilizar la flora intestinal en personas con colitis u otras enfermedades inflamatorias del intestino.

Es importante que Enterogermina sea recetado y utilizado bajo la supervisión de un profesional de la salud, ya que la dosis y duración del tratamiento pueden variar según la condición específica de cada paciente.

Con información de Mejor con Salud

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La flora intestinal puede influir en la gravedad del covid

La variedad y cantidad de bacterias presentes en el intestino -microbioma-, pueden influir en la gravedad de Covid-19, pero también en la respuesta de nuestro sistema inmunológico a la infección. Lo sugiere una investigación publicada en la revista «Gut» que señala además que los desequilibrios en la composición del microbioma también pueden estar implicados en la persistencia de los síntomas inflamatorios, denominados Covid persistente.

En otro trabajo, publicado en «mBio», se asegura que una mala salud intestinal afecta negativamente el pronóstico de covid-19. Esta revisión afirma que la disfunción intestinal puede exacerbar la gravedad de la infección al permitir que el virus acceda a la superficie del tracto digestivo y los órganos internos. Dichos órganos son vulnerables a la infección porque tienen ACE2 generalizado, una proteína diana del SARS-CoV-2, en la superficie.

Aunque se considera que Covid-19 es principalmente una enfermedad respiratoria, la evidencia sugiere que el intestino también puede tener un papel determinante. Debido a que el intestino es el órgano inmunológico más grande del cuerpo y se sabe que sus organismos residentes influyen en las respuestas inmunitarias, los investigadores estudian si el microbioma intestinal también podría afectar la respuesta del sistema inmunológico a la infección.

En el estudio publicado en «Gut», los investigadores de la Universidad China de Hong Kong obtuvieron muestras de sangre y heces y registros médicos de 100 pacientes hospitalizados por Covid-19 confirmada y de 78 personas sin Covid-19 que participaban en un estudio de microbioma previo a la pandemia.

Salud | Los 5 beneficios del cambur

El cambur es una fruta rica en potasio y hoy te revelaron los 5 beneficios que seguro no conocías.

Beneficios 

1.– Aunque es una fruta muy dulce, su índice glicemico o es muy bajo y ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre.

2.– Mantiene el sistema digestivo en buenas condiciones, lo purifica y mantiene la flora intestinal en buenas condiciones.

3.– Reduce significativamente los riesgos de enfermedades en el corazón.

4.– Combate los ataques de depresión, sobretodo en mujeres.

5.– Controla los niveles de presión arterial en el organismo.

Datos interesantes sobre el funcionamiento de los intestinos

El sistema digestivo es clave en el funcionamiento de tu cuerpo y mente, funciona como un segundo cerebro.

A continuación datos interesante sobre el sistema digestivo:

  1. La capacidad del estómago es de 1.5 litros, pero cuando comemos se estira hasta a duplicar su tamaño.
  2. En el estómago caben entre medio litro y dos litros de alimento.
  3. Si extendiéramos por completo el intestino delgado de un adulto humano mediría unos 6 metros de longitud. El área total de su superficie (llena de pliegues y vellosidades) es de 300 m2, equivalente al tamaño de una pista de tenis.
  4. Producimos diariamente entre litro y litro y medio de saliva, la cual sirve para envolver al alimento y hacerlo más suave, evitando desgarres en el estómago.
  5. Las papilas gustativas funcionan solo cuando la saliva disuelve las sustancias del alimento y pasa sobre las papilas.
  6. Podemos resistir 7 días sin comida, pero solo 48 horas sin agua.
  7. Nuestros jugos digestivos contienen los mismos agentes que los detergentes en polvo: enzimas y disolventes.
  8. Después de comer se liberaran ciertas sustancias químicas que nos provocan cansancio para que la energía del cuerpo se centre en la digestión y no en otra actividad.
  9. El estómago hace ruido por hambre, en la digestión o en procesos de limpieza (diarrea). Alrededor de una hora después de que el intestino delgado ha terminado de digerir, una contracción muscular ondulada barre las sobras desde el estómago hacia el intestino para dejar el estómago vacío y limpio, comer entre comidas detiene este proceso.
  10. El protagonista del sistema digestivo no es el estómago, es el intestino delgado, ya que se encarga del proceso por el que se sintetizan los alimentos en moléculas para ser liberados los nutrientes.
  11. El estómago produce alrededor de dos litros de ácido clorhídrico para matar bacterias y favorecer la digestión. Para protegerse tiene una capa de mucus que se renueva cada dos semanas.
  12. La microbiota intestinal puede ser modificada en cuestión de días por la alimentación, pesa entre 1 y 2 kilos, sus microorganismos son entre 10 y 50 veces más pequeños que las células humanas y, colocados en fila, podrían dar dos vueltas y media a la Tierra.
  13. Del 35% al 50 % del intestino grueso o colon está formado por la flora intestinal o microbiota.
  14. Cuando hay estrés, el intestino reduce sus funciones (menos flujo de sangre y  mucosa protectora recubriendo sus paredes). Cuando la situación de estrés se mantiene y es habitual, la barrea protectora se hace más fina, las bacterias se acercan a la pared del intestino y las sustancias químicas que producen lo inflaman.

Fuente: metodoeisi.com

Estudio asegura que el vino tinto podría enriquecer la flora intestinal

Un estudio realizado por un grupo de científicos del King’s College, de Londres, encontró que quienes beben vino tinto tenían una mayor diversidad de bacterias en su tracto digestivo, un marcador de salud gastrointestinal, en comparación con aquellos que consumen otros tipos de alcohol.

Su trabajo exploró los efectos de la cerveza, la sidra, el vino tinto, el vino blanco y bebidas espirituosas en la flora intestinal y otros indicadores de salud en un grupo de 916 gemelas en Reino Unido.

El vino tinto tuvo el mayor impacto positivo en la salud intestinal, y también estuvo asociado con niveles más bajos de obesidad y colesterol «malo». No se pudieron establecer las mismas asociaciones para la cerveza, la sidra o las bebidas espirituosas, y se observó un efecto similar pero menor con el vino blanco.

La autora principal, Caroline Le Roy, dijo a la AFP que aunque se habían realizado investigaciones previas con animales y en experimentos de laboratorio que mostraron que el vino tinto enriquecía la flora intestinal, nunca se había efectuado un gran estudio en humanos.

«Cuanta más diversidad haya, mejor será para nosotros de alguna manera. Serás más capaz de combatir enfermedades y producir más metabolitos de los alimentos», explicó.

Resultado de imagen para flora intestinal

La flora es el conjunto de microorganismos que viven en el intestino humano y juega un papel importante en la salud. Un desequilibrio entre los microbios «buenos» y «malos» puede propiciar resultados adversos como la reducción de las funciones inmunitarias, y aumento de peso y de colesterol.

«El alcohol sigue siendo malo»

Uno de los principales inconvenientes de los llamados estudios de «asociación» que se basan en observaciones de poblaciones, es que no demuestran causalidad, y un resultado que parece mostrar una correlación positiva puede ser consecuencia del azar.

Los ensayos clínicos aleatorizados, en los que los investigadores controlan de cerca las intervenciones sobre los sujetos de estudio, generalmente se usan para probar nuevos medicamentos pero rara vez se usan para estudios relacionados con la dieta humana debido a preocupaciones éticas.

Por eso, los investigadores replicaron el estudio en dos grupos más, en Estados Unidos y en Holanda, de aproximadamente 1.000 personas cada uno, y en un grupo final de gemelos en Reino Unido.

Resultado de imagen para vino tinto

Reclutar gemelos tuvo la ventaja de eliminar posibles factores externos (conocidos como «factores de confusión») como la predisposición genética y los antecedentes socioeconómicos.

El equipo sospecha que los polifenoles, que son los micronutrientes que se hallan en la piel de la uva, fueron los responsables de la diversidad de la flora.

Esta conclusión parece estar respaldada por el hecho de que el vino blanco también se relacionó con una asociación positiva con la diversidad del microbioma, aunque en un grado mucho menor.

Bacterias en la flora intestinal protegen contra la obesidad

Una clase específica de bacteria en la flora intestinal impide que los ratones se tornen obesos, según una investigación de la Universidad de Utah que podría indicar una forma de control del peso en los humanos.

«Ahora que hemos encontrado la bacteria responsable por este efecto de adelgazamiento podríamos entender realmente qué hacen los microorganismos y si tienen valor terapéutico», dijo June Round, profesora de patología que encabezó el estudio que publica esta semana la revista Science.

A lo largo del último siglo, la obesidad y el síndrome metabólico -un conjunto de trastornos simultáneos que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2- se han convertido en una epidemia global, indicó el estudio.

Actualmente hay más de 1.900 millones de personas obesas en el mundo y numerosos estudios han señalado el papel de la regulación del sistema de inmunidad en la enfermedad metabólica.

El cuerpo humano contiene unos 100 billones de microorganismos, principalmente en el tracto digestivo, incluido un millar de especies diferentes de bacterias que comprenden más de 3 millones de genes.

En condiciones saludables estas bacterias cumplen funciones vitales como la intervención en la expresión de genes y la prevención de enfermedades, y los científicos han determinado su papel clave en la regulación del metabolismo de los mamíferos.

El estudio encontró que los ratones saludables tienen en su flora intestinal abundante clostridia, una clase que comprende de 20 a 30 bacterias, mientras que los ratones con deficiencia en el sistema de inmunidad pierden estos microbios a medida que envejecen.

Aún cuando se les administre una dieta saludable, estos ratones se tornaron obesos, pero cuando se les introdujo bacterias de la clase clostridia los animales se mantuvieron delgados.

«Estas bacterias han evolucionado para vivir con nosotros y nos benefician», señaló Charisse Petersen, quien estudiaba para un doctorado cuando colaboró en el estudio.

«Tenemos mucho que aprender de ellas», agregó.

Round apuntó que otras investigaciones han encontrado que las personas obesas padecen una carencia de clostridia, y hay indicios de que las personas obesas o con diabetes tipo 2 pueden tener una respuesta inmune deficiente.

Las investigadoras esperan que estas conexiones abran paso a nuevas formas de prevenir y tratar problemas de salud que son muy comunes.

«Nos encontramos con un aspecto relativamente inexplorado de la diabetes tipo 2 y la obesidad», indicó Round. «Este trabajo -agregó- nos conduce a nuevas investigaciones sobre la forma en que la respuesta de inmunidad regula la microbiota y la enfermedad metabólica».

El impresionante proceso por el cual la flora intestinal nos hace engordar o adelgazar

Estudios revelan que la flora intestinal nos hace engordar o adelgazar
La flora intestinal (o microbioma) contiene 100 billones de microbios que son el resultado de lo que heredamos de nuestra madre, sumado a la dieta, el entorno y el estilo de vida. Como resultado, cada uno de nosotros tenemos un microbioma diferente.

Sin embargo, investigadores están empezando a descubrir diferencias específicas entre la flora intestinal de los obesos y la gente delgada, y han comenzado a desarrollar tratamientos personalizados para perder peso basándose en estos descubrimientos.

Distintos niveles
En un estudio piloto, veintiséis participantes hicieron una dieta de bajas calorías rica en frutas y vegetales, y algunas personas no bajaron tanto como otras.

Al analizar su flora intestinal, los científicos descubrieron que los participantes tenían distintos niveles de dos tipos particulares de bacteria, y una de ellas afectaba de forma negativa la pérdida de peso. La culpable se denomina Dialister.

Esta bacteria podía procesar carbohidratos y usar su energía más eficientemente en aquellos que no pudieron perder peso, comentó Purna Kashyap, profesor asociado de la Clínica Mayo, y director del laboratorio Gut Microbioma.

A pesar de esto, aclaró que solo una fracción de la pérdida de peso puede ser controlada por estos microbios. “Tiene sentido desde el punto de vista biológico que la bacteria pueda ser un impedimento, pero pueden jugar un rol pequeño ya que solo producen un número reducido de calorías”.

La diversidad
A esta investigación se le sumo otra que mostró que algunas bacterias que provienen de nuestra dieta pueden de forma indirecta provocar un aumento de peso al cambiar el comportamiento de nuestra flora.

En este caso, los investigadores analizaron el plasma sanguíneo y muestras de materia fecal de 600 personas obesas y no obesas. El resultado fue 19 metabolitos diferentes vinculados a cuatro tipos de bacteria de la flora intestinal que podrían generar aumento de peso.

“El patrón de metabolitos que identificamos contiene muchos BCAA, que se encuentran en productos animales. Esto concuerda con otras investigaciones que muestran que una ingesta alta en proteínas aumenta el riesgo de varias enfermedades”, según la investigadora Louise Brunkwall.

La investigadora cree que hay que continuar investigando cómo se puede modificar la composición del microbioma para reducir el riesgo de obesidad, así como en entender cómo es un microbioma sano y qué factores cambian su composición bacteriana.

Antibióticos
Oluf Pedersen, profesor de genética metabólica de la Universidad de Copenhague, y su equipo realizaron su aporte con otro estudio.

Ellos analizaron la flora intestinal de 123 personas no obesas y de 169 adultos obesos, y hallaron que el 23% de aquellos que tenían comparativamente poca diversidad eran más propensos a ser obesos, a tener resistencia a la insulina y un índice elevado de grasa en la sangre, todos factores que aumentan el riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Pedersen señala que aún se desconocen las razones por las que alguna gente tiene más diversidad en las bacterias del microbioma en comparación con otros. Sin embargo, dice que múltiples tratamientos con antibióticos pueden contribuir a una pérdida de bacterias que no vuelven a recuperarse por completo.

Las fibras
Otro estudio, liderado por Ana Valdés, profesora asociada de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, descubrió que podemos aumentar la diversidad de bacterias en la flora intestinal aumentando la ingesta de fibras.

La especialista explicó que cuando consumimos fibras, nuestro intestino las descomponen en ácidos grasos de cadena corta, incluyendo el butirato, un antiinflamatorio vinculando a la delgadez y una menor incidencia de enfermedades inflamatorias.

“Las personas con un microbioma más diverso y que ingieren más fibras tienen dietas menos insulinogénicas (que consisten en alimentos que producen menos picos de glucosa e insulina), y probablemente gastan más energía”, señaló.

Lo último
El estudio más innovador se centró en la bacteria christensenella que si bien está presente en el 97% de nosotros, los niveles son más altos en la gente delgada.

Los investigadores trasplantaron un microbioma asociado a la obesidad a un grupo de ratones, y descubrieron que después de incluirle la christensenella esto los protegía de subir de peso.

Todavía no se sabe de dónde proviene la christensenella pero la investigadora Jillian Waters estima que puede provenir de nuestra dieta y estilo de vida.

Ahora, investigadores están tratando de entender exactamente qué hace y de dónde viene, a fin de desarrollar futuros tratamientos.

Las dietas personalizadas
Investigadores del Instituto Weizmann en Israel, descubrieron cómo personalizar tratamientos para mejorar el microbioma y reducir el riesgo de desarrollar diabetes.

Tras analizar el nivel de azúcar en sangre de mil voluntarios,su dieta, cómo durmieron y se sintieron por una semana, y descubrieron que reaccionaron de forma diferente a distintos tipos de comida.

A partir de la información recogida, los investigadores desarrollaron un algoritmo que puede según la composición de la flora intestinal de cada persona, predecir cómo reaccionarán sus niveles de azúcar con diferentes alimentos.

Como solución, les pidieron a 25 participantes que ingieran alimentos “buenos” para su nivel de azúcar por una semana, y luego alimentos “malos”. Así, cambiaron las reacciones en los niveles de azúcar en sangre y luego balancearon estos niveles.

A pesar de esto, nuestras bacterias intestinales y la respuesta del azúcar en la sangre a diferentes alimentos probablemente evolucionará con el tiempo. Pero eso demorará, y nuestro intestino antes y después del cambio será más parecido a sí mismo, que si lo comparamos con el de otra persona.

“El microbioma es cambiante, podemos modificarlo. Si podemos ver cómo lo dirigen las bacterias, podemos atacarlo en diferentes niveles, y cada uno tendrá un impacto en el tratamiento de la obesidad. No hay duda de que el microbioma es parte de la solución”, dice Kashyap.

Con información de Salud 360

Encuentran un vínculo entre dos bacterias intestinales y la depresión

Un grupo de expertos estableció, por primera vez, una relación entre dos bacterias intestinales y la depresión, lo que aporta más pruebas sobre la capacidad de estos microorganismos para generar «compuestos neuroactivos», según un estudio que publica hoy Nature.

El centro de investigación VIB (Bélgica) ha desarrollado el primer análisis poblacional para demostrar la relación entre bacterias intestinales, la salud mental y la calidad de vida.

Los expertos combinaron datos de microbiomas fecales con diagnósticos de depresión de médicos de cabecera de 1.054 participantes en el llamado Proyecto Flamenco de Flora Intestinal del VIB.

Los autores identificaron grupos específicos de microorganismos que se relacionaban positiva o negativamente con la salud metal y, en concreto, hallaron una pobre presencia de dos géneros bacterianos, «coprococcus» y «dialister», en individuos con depresión, independientemente de que recibieran o no tratamiento farmacológico.

«La relación entre el metabolismo microbiano intestinal y la salud mental es un tema controvertido. La idea de que los metabolitos microbianos pueden interactuar con nuestro cerebro y, en consecuencia, con nuestros sentimientos y comportamiento, es intrigante», indicó Jeroen Raes, del VIB.

Sin embargo, precisó, la «comunicación» entre esas dos áreas se ha explorado principalmente en modelos animales, lo que dejado a la «zaga la investigación en humanos».

«En nuestro estudio con poblaciones identificamos diferentes grupos de bacterias que variaban con la depresión humana y la calidad de vida en todas las poblaciones», concluyó el experto.

Por otra parte, otro grupo de científicos ha logrado detectar y aislar más de un centenar de nuevas bacterias en el microbioma intestinal de personas sanas, según otro estudio que publica la misma revista.

La investigación, liderada por el Instituto Wellcome Sanger (Reino Unido), el Instituto Médico Hudson (Australia) y el Instituto Europeo de Bioinformática (EMBL), ha llevado a los expertos a crear la base de datos de bacterias intestinales más completa conocida hasta ahora.

Esta lista, destacan los autores, ayudará a otros colegas a analizar, de manera más rápida y eficaz, el comportamiento de estos microorganismos, su función para mantener sano al cuerpo humano y su relación con «desórdenes gastrointestinales, infecciones y condiciones inmunológicas».

En torno al 2 % del peso corporal, recuerdan, se debe a las bacterias y muchas de ellas se localizan en el microbioma intestinal, por lo que cualquier desequilibro en esta zona puede provocar «enfermedades y afecciones complejas», como el síndrome de colon irritable (SSI), alergias u obesidad.

No obstante, apuntan, existe un gran vacío en el conocimiento de un importante número de especies de bacterias, ya que resulta extremadamente complicado cultivarlas en un laboratorio.

Para superar esa traba, los autores de este estudio analizaron muestras fecales de 20 individuos de Canadá y Estados Unidos, para después «cultivar y secuenciar con éxito» el ADN de 737 cepas individuales de bacterias.

El análisis reveló la existencia de 273 especies de bacterias diferentes, entre las la que detectaron 173 desconocidas hasta ahora, de las cuales 105 nunca habían sido aisladas antes.

«Este trabajo nos ha llevado a crear la base de datos pública más amplia y completa de bacterias intestinales asociadas a enfermedades humanas (…) Este recurso cambiará fundamentalmente la manera en que los investigadores estudian el microbioma», señaló en un comunicado su principal autor, Samuel Forster, del Instituto Wellcome Sanger y el Instituto Médico Hudson. EFE

ESTUDIO | Dar antibióticos a la madre en el parto afecta flora intestinal del bebé

La administración de antibióticos a la madre durante el parto es una práctica común que se prescribe en el 30 % de los casos por distintas razones, sin embargo afecta a la flora intestinal del bebé. Un nuevo estudio sugiere que su uso favorece la aparición de bacterias resistentes a estos medicamentos.

Los resultados del trabajo se publican en Microbiome, en un artículo que firman investigadores del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Parma (Italia).

Los científicos estudiaron los efectos que sobre la microbiota intestinal tiene la administración de antibióticos en el nacimiento a niños a término (a partir de la semana 37 de gestación) nacidos mediante parto vaginal, según una nota del CSIC.

En trabajos previos, los científicos ya habían demostrado que la exposición a antibióticos, incluidos los administrados durante el parto, provocaba «grandes alteraciones» en el establecimiento de la microbiota intestinal -microorganismos- en niños prematuros.

Ahora, el equipo coordinado por Miguel Gueimonde del CSIC, se centró en bebés nacidos a término y el efecto que en ellos causan los antibióticos administrados en el parto a la madre -se trata de una práctica habitual para evitar que se traspase al recién nacido la bacteria estreptococo del grupo B en el caso de detectarse en la vagina o el recto de la madre-.

«Hemos confirmado que también en estos bebés el establecimiento de la microbiota intestinal se ve afectada, al menos durante los tres primeros meses de vida», que es lo que ha durado el seguimiento de este estudio, explicó a Efe Gueimonde, quien añadió que la intención ahora es hacer otro análisis al año de vida de los niños.

Los investigadores observaron una reducción en los niveles de microorganismos de la familia Bifidobacteriaceae, así como el incremento de las potencialmente patógenas Campylobacteriaceae o Helicobacteriaceae (el hecho de tenerlas no implica infección pero sí aumenta el riesgo de padecerla).

Asimismo, miraron con qué frecuencia aparecen ciertos genes de resistencia a antibióticos.

«Los resultados muestran que los antibióticos -en concreto profilaxis antimicrobiana (penicilina) administrados a la madre-, además de alterar el establecimiento de la microbiota, también afectan los genes de resistencia a estos medicamentos», concluye.

Según Gueimonde, esto último no es un problema en sí mismo, pero sí podría suponer un inconveniente en un futuro: «al estar estos genes de resistencia presentes en la microbiota intestinal, existe el riesgo potencial de transferencia de los mismos a microorganismos patógenos y entonces, cuando haya que tratar la infección por uno de estos patógenos, el antibiótico podría no ser efectivo».

Los investigadores analizaron muestras fecales de 40 niños; de ellos, 18 de partos en los que se administró penicilina a la madre.

Mediante tecnologías de secuenciación genética masiva, monitorizaron la evolución de la microbiota durante los primeros 90 días de vida; también la presencia de diversos genes de resistencia en muestras de niños de 30 días.

Según Gueimonde, «en ningún caso con este estudio queremos decir que hay que acabar con la práctica de suministrar antibióticos a la madre, sino que esta tiene efectos secundarios y uno de ellos es en la microbiota del bebé».

«Sabemos que el establecimiento de la microbiota en etapas iniciales de la vida es muy importante para la posterior salud del individuo», subraya este científico, quien argumenta que se deberían buscar estrategias o desarrollar suplementos dirigidos a minimizar esos efectos secundarios en niños.