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Muchos vegetarianos no son conscientes de que su pasta de dientes puede contener ingredientes provenientes de huesos de animales, de que emplean pintalabios con grasa bovina o de que su crema ha podido ser probada en animales causándoles sufrimiento.
Algunos champús y jabones, por ejemplo, se prueban en los ojos de conejos para ver si son irritantes, y para medir la eficacia de algunos fotoprotectores se somete a animales a altas radiaciones con y sin protección.
Conocer estos hechos, tomar conciencia de ellos y tratar de evitarlos es lo que ha llevado a la aparición de la llamada cosmética vegana, una opción para quienes creen que no deberían emplearse productos obtenidos mediante el sufrimiento animal o para quienes han elegido el veganismo como estilo de vida. Esta filosofía se basa en el respeto a los animales, a los que no considera al servicio de los humanos.
Sus seguidores optan, como los vegetarianos estrictos, por una alimentación sin carne, pescado, huevos, leche o miel. Pero además emplean ropa y calzado sin piel y buscan para su higiene diaria productos que no contengan ingredientes de procedencia animal. Se practica por convencimiento moral y está en consonancia con el origen de la palabra «cosmética», del griego kosmein, que significa orden y armonía.
Tanto la cosmética natural como la vegana recurren a la naturaleza para obtener sus ingredientes, pero la vegana da un paso más y evita emplear ingredientes naturales de origen animal. Entre estos se encuentran, por ejemplo, los procedentes de las abejas, los sueros lácticos o la lanolina; también el famoso carmín, pues se este pigmento procede de la cocción de un insecto, la cochinilla.
Por otro lado, la ausencia de estos ingredientes no basta para que la cosmética se considere vegana. Al igual que la natural, debe evitar conservantes, colorantes o excipientes sintéticos que puedan dañar la piel o el medio ambiente, dado que esto sería otra manera de atentar contra la naturaleza y los animales.
En el mercado español de cosmética natural existen muchos productos que cumplen estos requisitos. Sin embargo, la ausencia de un aval oficial dificulta en ocasiones poder localizarlos. En Gran Bretaña existe uno: el sello «Vegan», de The Vegan Society. A falta de este sello en nuestro país, estas pautas pueden ayudar a identificar qué productos son veganos:
Muchos laboratorios de cosmética natural cuentan en sus catálogos con productos veganos y algunos ya lo indican en la etiqueta. En algunas webs –sobre todo las de Reino Unido, donde el veganismo lleva más tiempo siendo habitual, pero también ya en las de muchos otros países– las marcas publican listas con sus productos veganos.
Desde el punto de vista dermatológico la cosmética vegana no presenta ventajas añadidas a las de la cosmética natural. Sin embargo, permite a las personas veganas cuidar su piel, cara y cuerpo sin renunciar a sus principios.
Existe un estudio del hospital universitario de Berlín que avala que una dieta vegetariana mantiene la piel más joven y luminosa. Las causas pueden ser de diversa índole.